EDUCAR BIEN CON IGNACIO AVELLANOSA

miércoles, enero 31, 2007

OBSERVACIONES

Uno: Madre y abuela acompañan a un pequeño en su sillita. Por alguna razón no están contentas con él y le riñen sin mucha convicción: verdad que ya si que vas a ser bueno? le dice la abuela y el niño, desde la silla, niega con la cabeza. Insiste la abuela: no me digas que no lo vas a ser, seguro que ya te portas bien y el niño vuelve a mover la cabeza negando, parece que lo tiene muy claro: él no se va a portar bien. La abuela, un poco descolocada frente a una negativa tan temprana, amenaza: Pues si no te portas bien se lo voy a decir a los policías y te llevarán con ellos. Pierdo la continuación de la historia pero no creo que la amenaza surta efecto.

Dos: El padre acompaña a su hijo al colegio, es un niño de cuatro o cinco años. Algunos metros antes de llegar a la entrada el padre le suelta de la mano y deja que el resto del camino lo haga solo. El se queda mirando como se aleja y le grita: sé valiente¡. El niño sin volverse dice sí¡ y corre hacia su clase.

Engañar a los niños, incluso cuando son pequeños, con castigos imposibles o con la aparición de monstruos de cualquier pelaje que puedan hacerlo es poco educativo. Veo al niño de la primera observación riéndose en su interior de la amenaza de la abuela, con policías que nunca le hicieron nada salvo, a lo mejor, motarle en su moto, o todavía peor, teniendo miedo de unos funcionarios que lo que están es para protegerle. Esa manía de acudir a personajes que se hacen malvados para dar miedo es una manera de eludir que la responsabilidad del castigo es de ellos y de nadie más y que si el niño lo sabe sabrá también a que atenerse. En la segunda observación por el contrario lo que hay es la esperanza en la capacidad del niño para enfrentarse a la realidad. Primero el poder dejarle que entre solo en el colegio, sin perderle de vista para saber que lo está aprendiendo y después esa frase-que me encantó al oírla- de “sé valiente” porque efectivamente para poder separarse de su padre, para enfrentarse al mundo diferente de la escuela le viene bien algo de valor y saber que eso se espera de él.

En un caso la confianza en el niño que le ayuda a tenerla en sí mismo y en otro la desconfianza en la capacidad de ser padre o madre, Para pensar.